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Mostrando entradas de enero, 2015

Conmigo.

De cientos de estrellas que caen, decidiste escaparte tú. Aún habiendo podido elegir a quién quisieras me elegiste a mi. Ahora es cuando toca la labor difícil, mantenerte. Conseguir tu atención continuamente, no aburrirte con mi personalidad, tenerte enamorado, ser tu compañero, hacerte feliz y sobretodo intentar que vivas una vida intensa conmigo. Que vivas todo como si fuera único, porque a nadie voy a engañar y sé que está el miedo a perderte. Somos humanos y hay que comprender el hecho de que la sensación de amor no puede perdurar para siempre. Todos tenemos nuestros errores, nuestras marcas y nuestras actuaciones, pero en cuanto nos referimos al amor, creo que todos lo intentamos demostrar de la misma forma, haciendo feliz a la persona que queremos. Nada es fácil, hay que trabajar día a día.

Inmejorable.

Derrochabas felicidad. ¿Qué te ha pasado? Eras el ser más feliz y despierto de la faz de la tierra, saltabas de alegría continuamente y ayudabas a que las personas de tu alrededor olvidasen sus batallas perdidas. ¿Dónde está ese humano capaz de realizar lo imposible? No seas tonto, no te hundas por un motivo tan pequeño. No hay nada imposible, y lo sabes. Eras tu quién animaba a los demás a que consiguiesen sus objetivos, a que alcanzasen sus metas. Tú, quien mejoraba lo inmejorable. No huyas ahora, sigue fuerte como siempre. Rompe tus barreras y sal, sal porque el mundo es tuyo.

Desastre.

Incluso cuando las paredes son altas y vigorosas me creo que estoy encerrado en una habitación cutre, agobiante… No hay manera de recurrir al alma y sacar partido de la fuerza que otorga, y ¿por qué? El sonido del corazón marca el nerviosismo de querer tenerte cerca, de necesitarte aquí y ahora, mientras tanto mi cabeza sigue encerrada, está demacrada por situaciones que la tienen tachada. No sé a dónde ir, por dónde moverme o qué hacer, estoy hecho un auténtico desastre, no manejo mi cuerpo y parece ser que no quiere que yo le maneje, está incentivado por la energía oscura de la lejanía. Esto no tiene solución… es un hecho. Pienso que he fallado en mi mismo, en creer en mi, en no ser lo suficientemente maduro para afrontar la situación, de no aceptar el hecho… pero el corazón quiere lo que él quiere.

Calibrar.

Las experiencias, vivimos por ellas. Nos dan la vida y nos recuerdan el porqué de seguir continuamente. Nos dan la ambición de conseguir las metas. Pero, ¿necesitamos siempre tener lo máximo? No hay un punto de parada, no encontramos el gozo después de conseguir algo, buscamos más. Debe ser por esto que me sienta agobiado, sin intención a nada. Frustrado. Ahora mismo tengo muchas metas en mente y casi todas están paradas por sobrepasarme con la ambición, por no saber controlar el impulso, necesito tiempo y descanso. Tengo una gran necesidad de reposar la mente y volver a calibrar lo que necesito para ser feliz, manejar de nuevo los puntos que me hacen feliz y ver hacia dónde va todo.