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Mostrando entradas de diciembre, 2013

Sencillo.

¿En qué tenemos que creer cuándo las cosas no van encaminadas con lo que queremos? ¿Deberíamos dejar de mantener la aleatoriedad para conseguir completar nuestra ambición? A cada punto que conseguimos alcanzar con satisfacción, requerimos de un siguiente punto para conseguir ser felices. Ser felices en lo que elegimos, en lo que necesitamos. Siempre pensamos en más, en abarcar mas posibilidades, en conseguir todo, día tras día necesitamos más y más... y acaso, ¿no tenemos suficiente con nuestro al rededor, con las cosas que nos da la vida, lo sencillo? Tenemos al alcance todo, y aún teniendo el saco lleno, vemos que está vacío. Creo que cada día que pasa, mi saco está vacío, por alguna razón no estoy completo con mi al rededor y tengo la necesidad de aspirar a más. Por alguna razón no termino de encuadrar con lo sencillo.

¿Perfecto?

¿Perfecto? No, no hay nada perfecto, ni si quiera la unión del mar con la arena de la playa, nada es definido con perfección. La perfección es la imperfección en todo su máximo nivel.  Si tuviéramos que elegir entra perfección e imperfección, ¿qué cogeríamos?  Creo que ambas elecciones son complicadas, ninguna se salva sin la otra, es como una pareja unida de por vida sin fin, sin separación... Deberíamos de coger esta teoría y colocarla en el amor, una sensación perfecta y cuanto más perfecta más unida a lo imperfecto. El amor es un declive y una subida continua, un sin parar, es una tensión, es una perfección imperfecta. y, si tan unida está la perfección con la imperfección, ¿porqué no podríamos estar unidos tú y yo?

De tu pensar, mi ser.

Os dejo con un pequeño relato que espero que con el tiempo se concluya. Eran las 2 de la madrugada, hacia bastante calor bajo las mantas de la cama y el termómetro marcaba 15 grados. Ante la falta de sueño pensé que era una buena idea comenzar a escribir un relato, una historia de mi vida, algo que me hubiera marcado y que necesitase contar. Esa noche cogí los cascos y con mi música, me perdí con los recuerdos desde mi infacia hasta mi prematura madurez. Me venían recuerdos apagados y con poca nitidéz, como si mi mente no quisiera enrollarse en mi historia. Me quité los cascos, deje la tablet en la mesa, y me dispuse a salir a la terraza. Fuera hacia frio, yo vestía un pijama de temporada algo más calurosa, aunque esa rasca de un invierno joven me alegraba. El frio era bastante manejable y la luna parecia que me sonreia con su media cara. Estaba despejado y podia ver todas las constelaciones. Era una noche amable, la autopista dejaba escuchar a la noche, tranquila, serena, era la vid