El mundo en llamas.

Brillamos cuando todo era perfecto, ni las luces del sol fueron tan deslumbrantes.
Se podía ver en tus ojos la profundidad repleta de felicidad.
Se podía sentir la libertad de querer y de poder hacer lo infinito.
Siempre quisimos el mundo en llamas... y ese día lo conseguimos.
Ahora se apagó la última luz de sinceridad, aunque aún tu ego brilla en el interior.
No supistes tener decencia y por eso la vida no te brinda con la mejor de sus suertes.

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