Continuo trabajo.
Te das cuenta de una
cosa, de que todo tiene un porqué.
Cuando la vida nos
propone afrontar retos de los cuales nos sentimos muy vulnerables, te das
cuenta de que realmente no son tan difíciles ni que nos van a terminar matando.
Hay que cogerlos, hay que tener en mente de que son metas y que debemos
alcanzarlas. Nada en esta vida está hecha realmente para estar tranquilos, la
vida te propone continuamente objetivos, te pone escaleras que debes subir. Los
objetivos se consiguen con el esfuerzo del continuo trabajo, de seguir tus
pasos y de ver que cada día consigues subir un poquito más.
De los aciertos
conseguimos recompensas que son la felicidad, las alegrías de otros,
conseguimos sentirnos útiles y valorados, pero de los errores también se gana y
mucho. Se gana la necesidad de retarte por conseguir superar ese bache, se gana
el hecho de que has aprendido a no hacer algo que está mal, se consigue
confianza porque sabes que podrás hacerlo mejor y se consigue la vida.
A cada instante se
nos va a poner ciertos límites que parecerán insuperables, pero tranquilo que
aprenderás a superarlos y a superarte. Por cada instante que estés atascado
piensa en que en un pasado pudiste con todo.
Vales más de lo que
crees, te lo aseguro.
Porque lo que no te
mata, te hace más fuerte.